Era 24 de Diciembre, la celebracion Navideña estaba en todo su apogeo en el bello pueblo de Tzingatumacuaro, en el estado de Michoacan, todo mundo festejaba con gran alegria la Noche Buena y la llegada de la Navidad en compañia de sus seres queridos, todos eran muy felices... excepto Heliodoro que lloraba amargamente su desdicha en la mas completa soledad, pues los astros no lo favorecian, su desgracia se debia a la convergencia de los astros en el sentido negativo de vibras negativas segun le habia dicho Chente Mercado, el chaman del pueblo.
Armando, el hombre del que se enamoro locamente por su virilidad, lo abandono para ir a Veracruz a que le hicieran la operacion jarocha pues su mayor ilusion era tener una gran panocha.
Su madre doña Maria de la Purisima Concepcion Serrano, directora de la asociacion de "Damas de la caridad y la vela perpetua A.C." lo corrio de su casa por considerarlo un engendro del infierno.
Su hermano Eduardo, el parroco del pueblo ampliamente reconocido por predicar amor, paz y tolerancia hacia nuestros semejantes, por increible que parezca durante los sermones aprovechaba para desacreditar a su propio hermano y poner al pueblo en su contra y para colmo, su desgracia se hizo mayor cuando un perro lo orino.
Era tanto su dolor que no se percato que a un lado de el aparecio la figura de un hombre vestido de rojo y no era el Chapulin Colorado, mas bien era regordete y con una enorme y larga... barba blanca.
- ¿Por que lloras muchachito?
- No!!!, no es posible!!! Santa Claus!!! - Exclamo Heliodoro muy sorprendido.
- Si, el mismo, pero... ¿Que pedo tienes atorado que hace que llores con tanto con tanto dolor y amargura? - Pregunto Santa Claus.
- Mi novio me abandono para hacerse la operacion jarocha, mi madre me corrio de la casa, mi hermano Eduardo me desprestigio ante todo el pueblo y para colmo un perro me orino.
- ¿Crees realmente en Santa Claus?
- Si, si creo. - Contesto Heliodoro.
- Mira, nada mas por que hoy es Noche Buena y mañana Navidad y por que crees en Santa Claus te voy a conceder tres deseos. - Le dijo Santa Claus.
- ¿¡Deveras!? - Pregunto Heliodoro al mismo tiempo que su corazon se llenaba de alegria y esperanza.
- Claro, pero antes tienes que darme primero una mamada ya que en el Polo Norte no hay de esto. - Dijo Santa Claus con una mirada libidinosa.
Heliodoro que no habia comido en las ultimas 24 horas vio su oportunidad de tener una exquisita cena de Navidad y al mismo tiempo mostrar sus habilidades mamatorias.
- Con mucho gusto. - Contesto Heliodoro.
Santa Claus se baja el cierre del pantalon y saca un enooorme paquete de 20 centimetros, Heliodoro lo toma entre sus manos, lo observa con gran regocijo, se le hace agua la boca, lo besa, lo acaricia, lo lleva a sus labios y succiona lentamente una y otra vez mientras que con la mano derecha aprieta suavemente, baja y sube el cuerito del paquete de Santa, aumenta la intensidad de la succion, parece niño de hospicio saboreando una deliciosa golosina.
Santa Claus se estremece, siente como la "muerte chiquita" se aproxima, sus minutos estan contados, los musculos de todo su cuerpo se contraen, se convulsiona, pone los ojos en blanco, la vista se le nubla y con la respiracion entrecortada emite un fuerte gemido que mas bien parece un alarido... el final esta cerca... es inevitable... Santa Claus... Santa Claus ha tenido un derrame...
Heliodoro que de pronto su boca se llena de una substancia extraña y viscosa, intenta apartarse para no ahogarse pero Santa Claus reacciona rapidamente y coloca sus dos manos sobre la cabeza de Heliodoro y tomaaa cabron!!! pa'dentro, hasta la garganta.
Heliodoro siente que le truenan las anginas, se ahoga y se apresura a beber del vital liquido con una increible habilidad sin derramar ni una sola gota, se relame la boca una y otra vez, se saborea mmmmm!!! y fue asi como Heliodoro tuvo una deliciosa, suculenta y nutritiva cena de Navidad: Un pavoroso pavo con abundante atole, de veras.
Santa Claus procede a limpiar su paquete, lo sacude, lo guarda, sube el cierre de su pantalon y lleno de satisfaccion y bastante exhausto por la descalcificacion, le pregunta a Heliodoro:
- Oye, ¿Y cuantos años dices que tienes?
- Tengo diecinueve - Responde Heliodoro muy orgulloso de su edad.
- ¡¡¡Diecinueve!!! Oye ¿Y no crees que estas demasiado grandecito y muy PENDEJO para creer en Santa Claus?.
Armando, el hombre del que se enamoro locamente por su virilidad, lo abandono para ir a Veracruz a que le hicieran la operacion jarocha pues su mayor ilusion era tener una gran panocha.
Su madre doña Maria de la Purisima Concepcion Serrano, directora de la asociacion de "Damas de la caridad y la vela perpetua A.C." lo corrio de su casa por considerarlo un engendro del infierno.
Su hermano Eduardo, el parroco del pueblo ampliamente reconocido por predicar amor, paz y tolerancia hacia nuestros semejantes, por increible que parezca durante los sermones aprovechaba para desacreditar a su propio hermano y poner al pueblo en su contra y para colmo, su desgracia se hizo mayor cuando un perro lo orino.
Era tanto su dolor que no se percato que a un lado de el aparecio la figura de un hombre vestido de rojo y no era el Chapulin Colorado, mas bien era regordete y con una enorme y larga... barba blanca.
- ¿Por que lloras muchachito?
- No!!!, no es posible!!! Santa Claus!!! - Exclamo Heliodoro muy sorprendido.
- Si, el mismo, pero... ¿Que pedo tienes atorado que hace que llores con tanto con tanto dolor y amargura? - Pregunto Santa Claus.
- Mi novio me abandono para hacerse la operacion jarocha, mi madre me corrio de la casa, mi hermano Eduardo me desprestigio ante todo el pueblo y para colmo un perro me orino.
- ¿Crees realmente en Santa Claus?
- Si, si creo. - Contesto Heliodoro.
- Mira, nada mas por que hoy es Noche Buena y mañana Navidad y por que crees en Santa Claus te voy a conceder tres deseos. - Le dijo Santa Claus.
- ¿¡Deveras!? - Pregunto Heliodoro al mismo tiempo que su corazon se llenaba de alegria y esperanza.
- Claro, pero antes tienes que darme primero una mamada ya que en el Polo Norte no hay de esto. - Dijo Santa Claus con una mirada libidinosa.
Heliodoro que no habia comido en las ultimas 24 horas vio su oportunidad de tener una exquisita cena de Navidad y al mismo tiempo mostrar sus habilidades mamatorias.
- Con mucho gusto. - Contesto Heliodoro.
Santa Claus se baja el cierre del pantalon y saca un enooorme paquete de 20 centimetros, Heliodoro lo toma entre sus manos, lo observa con gran regocijo, se le hace agua la boca, lo besa, lo acaricia, lo lleva a sus labios y succiona lentamente una y otra vez mientras que con la mano derecha aprieta suavemente, baja y sube el cuerito del paquete de Santa, aumenta la intensidad de la succion, parece niño de hospicio saboreando una deliciosa golosina.
Santa Claus se estremece, siente como la "muerte chiquita" se aproxima, sus minutos estan contados, los musculos de todo su cuerpo se contraen, se convulsiona, pone los ojos en blanco, la vista se le nubla y con la respiracion entrecortada emite un fuerte gemido que mas bien parece un alarido... el final esta cerca... es inevitable... Santa Claus... Santa Claus ha tenido un derrame...
Heliodoro que de pronto su boca se llena de una substancia extraña y viscosa, intenta apartarse para no ahogarse pero Santa Claus reacciona rapidamente y coloca sus dos manos sobre la cabeza de Heliodoro y tomaaa cabron!!! pa'dentro, hasta la garganta.
Heliodoro siente que le truenan las anginas, se ahoga y se apresura a beber del vital liquido con una increible habilidad sin derramar ni una sola gota, se relame la boca una y otra vez, se saborea mmmmm!!! y fue asi como Heliodoro tuvo una deliciosa, suculenta y nutritiva cena de Navidad: Un pavoroso pavo con abundante atole, de veras.
Santa Claus procede a limpiar su paquete, lo sacude, lo guarda, sube el cierre de su pantalon y lleno de satisfaccion y bastante exhausto por la descalcificacion, le pregunta a Heliodoro:
- Oye, ¿Y cuantos años dices que tienes?
- Tengo diecinueve - Responde Heliodoro muy orgulloso de su edad.
- ¡¡¡Diecinueve!!! Oye ¿Y no crees que estas demasiado grandecito y muy PENDEJO para creer en Santa Claus?.
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